domingo, 21 de marzo de 2010

Dia Internacional contra el Racismo


El próximo domingo 21 de marzo se conmemora en todo el mundo el Día Internacional contra el Racismo, por ello las organizaciones sociales de la Región de Murcia firmantes de este comunicado, Convivir Sin Racismo, FEDASIM, Murcia Acoge y Latinos en Movimiento, queremos trasladar a la sociedad murciana una reflexión sobre los avances y/o retrocesos en la lucha a favor de la eliminación de toda Discriminación Racial en nuestra sociedad.

A nadie se le escapa que vivimos tiempos difíciles, de crisis económica y altas cifras de paro, que alcanza a buena parte de la población activa, fundamentalmente a jóvenes y dobla su porcentaje en el caso de las personas migrantes. Y en esta situación vemos como se esta extendiendo las actitudes de rechazo al extranjero, al diferente, aumentado en el último año como ponen de manifiesto los últimos datos del Observatorio del Racismo y la Xenofobia conocidos este mes. También se eleva la resistencia a un reconocimiento de derechos en favor de una adecuada integración social y se consolida una imagen negativa que se asocia al deterioro de las condiciones laborales.

El aumento del racismo y del rechazo al diferente ha aumentado en la Región de Murcia en el último año. Nuestra Región tiene el triste honor de estar en primera posición de ese posicionamiento crítico ante la inmigración, por tratarse de una Comunidad Autónoma donde “la crisis del ladrillo” expulsa al desempleo a un numero creciente de trabajadores y trabajadoras y la competencia por los escasos recursos sociales públicos o por un puesto de trabajo, hace mas vulnerable y difícil la situación económica de un creciente numero de familias.

Pero no sólo es la crisis económica la que alienta este crecimiento de la intolerancia. Desde hace algunos años los colectivos sociales que trabajamos en el ámbito de la inmigración hemos advertido reiteradamente de la necesidad de extremar la responsabilidad a la hora de tratar el fenómeno migratorio desde los foros políticos y mediáticos, ya que estos momentos son especialmente propicios para que surjan indeseables brotes de racismo y xenofobia.

Desgraciadamente, estos llamamientos de la sociedad civil han tenido un escaso eco. Tanto con reformas legislativas tremendamente restrictivas (la conocida como “Directiva Retorno” europea y la reciente reforma de la Ley de Extranjería española, principalmente) como con constantes mensajes vertidos desde los más diversos sectores, se está señalando, directamente o indirectamente, que la presencia de población de origen inmigrante en España y en la Región de Murcia es un factor que agrava las consecuencias de la crisis.

Desde nuestras asociaciones pensamos que esta situación es preocupante para la cohesión y la integración de una sociedad como la murciana que es plural y que seguirán siéndolo cada vez más porque los nuevos vecinos van a estar presentes en el futuro. Pensamos que el camino a recorrer para evitar más fracturas sociales pasa por un esfuerzo mutuo de integración, por el cese de la utilización xenófoba de las políticas migratorias y por la implicación de todos en la solución de los problemas existentes, porque a todos nos toca una parte de responsabilidad en su solución.

Los ciudadanos y ciudadanas de origen extranjero demandan reconocimiento, que es el punto de partida mínimo para poder hablar de convivencia. Forman parte integrante e importante de nuestras sociedades, de nuestra economía, como parte de un mundo que se estrecha cada vez más y que acerca a sus hombres y mujeres en territorios comunes. Por ello no pueden quedar excluidos de la vida cultural, social y política. Pensamos que hay que seguir avanzando en su integración ciudadana para que se vayan trenzando las relaciones que hacen a una sociedad fuerte y uno de los principales instrumentos con los que cuenta toda sociedad democrática es el reconocimiento del derecho al voto, al menos y como primer paso, en las elecciones municipales.

Por ello hacemos un llamamiento a la responsabilidad de las fuerzas políticas y de los medios de comunicación, porque juegan un papel fundamental en la presentación y percepción de la inmigración ya que un determinado discurso puede reforzar los prejuicios xenófobos y contribuyen a crear un grado de intolerancia social.

La principal tarea de las sociedades actuales es el aprendizaje de vivir juntos gente diferente por una comunidad más cohesionada, justa y solidaria y que pasa necesariamente por el rechazo a toda forma de discriminación y por la consecución efectiva de la igualdad de derechos para todas las personas que convivimos en la sociedad murciana.

Murcia, 21 de marzo 2010.

COMUNICADO CONJUNTO

CONVIVIR SIN RACISMO MURCIA
MURCIA ACOGE
FEDASIM
LATINOS EN MOVIMIENTO

martes, 16 de marzo de 2010

concentración solidaria LOS ZAPATISTAS NO ESTÁN SOLOS.





Este sábado, 20 de marzo de 2010, varios colectivos os convocamos en la Plaza de Santo Domingo a las 12:30 horas a realizar un acto de protesta en rechazo de la política de acoso del gobierno mexicano a las Comunidades Zapatistas.

El clima de hostigamiento por parte de paramilitares y militares está generando situaciones de tensión elevadas cuyo único objetivo es crear un escenario que justifique la intervención del ejército, es decir, la guerra.

Dada la clara intención del EZLN de seguir cumpliendo con el compromiso que adquirió con la sociedad civil, de no realizar ningún tipo de acción armada ofensiva contra el gobierno federal, estatal o municipal, resulta necesaria la implicación de dicha sociedad civil, mediante la movilización a favor de la paz.

El día 20 de marzo se celebrarán múltiples actos en diversos países y en México en apoyo a la resistencia y la autonomía indígena en Chiapas.

Os esperamos el sábado en la Plaza de Santo Domingo para demostrar al gobierno mexicano que “L@s zapatistas no están sol@s”.

SÁBADO 20 DE MARZO
12:00 Frente a Delegación del Gobierno
12:30 Plaza Santo Domingo (Murcia)

Confederación General del Trabajo (CGT), Acción en Red Murcia, COSAL–Entrepueblos, La Intersindical-Servicios Públicos, Alternativa Antimilitarista–MOC, STERM-La Intersindical, Foro Social de Murcia, Ecologistas en Acción, Latinos en movimiento

viernes, 12 de marzo de 2010

El terremoto como metáfora de la transición. Raúl Zibechi

"El naufragio siempre es el momento más significativo", escribió Fernand Braudel para explicar los "puntos de ruptura" que presentan las "estructuras profundas de la vida". En efecto, el naufragio es el momento privilegiado para observar qué cosas y en qué lugar fallan, y qué efectos tienen en cada uno de los actores. El reciente terremoto en Chile, como otras catástrofes naturales, nos muestra miserias y virtudes del género humano y, en especial, los puntos fuertes y débiles del sistema y de los movimientos antisistémicos. Nos desafía a pensar en términos de caos.

Hasta ahora venimos concibiendo la transición a una sociedad poscapitalista como un proceso ordenado y dirigido. Sin embargo, como alerta Immanuel Wallerstein, la desintegración del capitalismo debe hacernos pensar en una transición caótica, no necesariamente desastrosa. Mientras una transición ordenada tiende a reproducir la explotación, la caótica implica bifurcaciones en que las fuerzas antisistémicas tienen mayores posibilidades de incidir en los resultados. Propongo observar las catástrofes creadas por terremotos como los de Chile y Haití, y por el huracán Katrina en Nueva Orleáns, como metáforas de transiciones caóticas.

En Chile durante varios días desapareció el Estado. También el capital. Sin energía no hay circulación de dinero, bancos y cajeros no funcionan, tampoco supermercados y farmacias que dependen del sistema informático y de las tarjetas de crédito y débito. La población no puede abastecerse, porque los grandes supermercados erradicaron comercios de barrio. Los pobres suelen tener muy limitada cantidad de alimentos en su casa. Los pobres de Concepción –epicentro del terremoto– que hoy habitan las periferias de la ciudad, fueron trasladados allí a la fuerza por el régimen de Pinochet, que expulsó a los pobres que vivían en campamentos (asentamientos irregulares) y también a los que habitaban en barrios formales.

Entre 1983 y 1985 el régimen realizó una gigantesca limpieza social como respuesta a las protestas que arreciaban en las periferias urbanas. En Boca Sur, un gran barrio de 60 mil habitantes arrinconado entre el Pacífico y el río Bío Bío, los mayores aún recuerdan cómo fueron erradicados a sitios remotos, donde sus protestas pudieran ser aisladas y reprimidas sin alterar el orden de la ciudad burguesa. "Nos dieron una semana y nos trajeron a la fuerza a este sitio que era como una isla, sin luz, pavimento ni teléfono", recordaba meses atrás una vecina. Los niños tenían que levantarse dos horas antes para llegar a tiempo a la escuela. Aún hoy, la polvareda de tierra negra que levanta el viento lastima la vista y ensucia la ropa.

Boca Sur es casi un castigo. La humedad, densa, pesada y gélida, se mete en el cuerpo aumentando la sensación de frío e incomodidad. Las viviendas son casi celdas para prisioneros: casitas de 36 metros cuadrados y una sola pieza para familias de ocho personas, paredes de volcanita (tiza y papel) y baño de dos por uno. Y pagan por vivir allí. En el año 2000 se realizaron las últimas erradicaciones forzosas, por el gobierno de la Concertación Democrática. La desocupación ronda 50 por ciento.

El terremoto derribó los tres puentes que unen Boca Sur con la ciudad de Concepción. Las islas que son hoy las barriadas periféricas quedaron más aisladas que nunca. Esperaron ayuda durante 48 horas. Luego, sin alimentos ni medicinas, entraron a los supermercados a llevarse comida. Detrás de ellas –porque siempre son las mujeres las que toman la delantera, empujadas por el llanto de sus hijos– vinieron camionetas cuatro por cuatro con varones a cargar electrodomésticos y televisores plasma. A unos y otras los llaman saqueadores. Por cierto, los medios que clamaron mano dura no dijeron una palabra del otro saqueo: el que sufrieron esos mismos pobladores al ser expulsados por la fuerza a islas remotas. En dictadura y en democracia. Como si aquello no tuviera ninguna relación con esto. Se hizo alarde de los 58 millones de dólares que juntó la Teletón del inefable Don Francisco. Apenas un poquito más de los 48 millones que embolsan diariamente las multinacionales de la minería. De este otro saqueo, ni palabra.

Para los movimientos antisistémicos las catástrofes naturales iluminan zonas de sombra. Uno: nadie se va a ocupar de los de abajo, si los de abajo no nos ocupamos de nosotros mismos. Los vecinos de La Legua, barrio de Santiago que resistió el golpe de Pinochet, llevaron un camión con miles de kilos de alimentos hasta Boca Sur, y los entregaron sin intermediarios a otros iguales a ellos. Llegaron antes que la "ayuda" disciplinadora de los militares. Dos: el único principio de orden en medio del caos, es el ejército arriba y la comunidad abajo. Tres: "ellos" van a intentar salvarse como sea, apelando a cualquier recurso, legal o ilegal, pacífico o violento, sin excluir el genocidio. Cuatro: eso que llaman "orden" es lo que el capital necesita para no interrumpir su acumulación incesante; eso que llaman "caos", son los de abajo adueñados de la vida cotidiana.

En El capitalismo organizado, Pablo González Casanova expone con brillante sencillez los desafíos que enfrentan los movimientos antisistémicos en una era de caos creciente como ésta: “Los sistemas de redes autónomas con subsistemas de mandos centrales y de centros coordinadores tendrán en los movimientos alternativos más importancia que los sistemas de ‘partidos’ y organizaciones relativamente homogéneos propios de los sistemas simples”. La comunidad es una organización compleja, insustituible, capaz de asegurar la vida en medio del caos sistémico. Falta mucho más.

Falta la autodefensa. Luis Razeto, chileno precursor de la economía solidaria, dijo estos días que puede ser eficaz para afrontar las catástrofes. Pero admitió: "No tenemos resuelta la seguridad, la protección de la economía solidaria". La experiencia chiapaneca es la única, por ahora, que conjuga comunidad y autoprotección.

La Jornada 12-3-2010

sábado, 6 de marzo de 2010

Actividades 8 de marzo


7 DE MARZO-

HORA: 12.30 Entrega del premio ROSA JUANEDA POR LA IGUALDAD EN LA REGIÓN DE MURCIA.
LUGAR: SALÓN DE ACTOS DEL AYUNTAMIENTO DE SANTOMERA .

8 DE MARZO: PLAZA DE SANTO DOMINGO

Hora: 19.00. Pasacalles con murga y disfraces, globos,pancartas y todo lo que se nos ocurra.
Salida desde la Plaza de Santo Domingo hasta la Plaza de Belluga y regreso a la Plaza de Santo Domingo.

20: 00 :Concentracion para celebrar el Dia Internacional de la Mujer.
20:30: Lectura del Manifiesto.

21:00: Fiesta Feminista en la cafeteria ITACA, donde tomaremos un aperitivo y unas cervecitas.

¡Os esperamos!


Comision 8 de marzo
comision8demarzo@gmail.com

Crisis, inmigración y crecimiento del racismo.


Diez años separan los incidentes racistas de El Ejido y los de Rosarno en Italia y muestran cómo el racismo europeo se mantiene y crece en estos tiempos de crisis económica, alimentado también por la retórica política xenófoba.

El racismo social crece, además, por el discurso institucional que destilan las políticas de inmigración de la Unión Europea, sometidas a un proceso de endurecimiento progresivo desde la cumbre de Tampere de 1999 hasta la aprobación de la “Directiva del retorno” o de la vergüenza, de 2008, que ha impulsado cambios regresivos en las legislaciones nacionales, un mayor blindaje de las fronteras comunitarias y un esfuerzo en aumentar las repatriaciones de indocumentados. Estas personas han pasado a ser el máximo chivo expiatorio de los discursos de políticos que, en busca de réditos electorales, criminalizan la inmigración e impulsan el debate xenófobo. El presidente italiano Berlusconi es el máximo exponente de los delirios verbales contra los clandestini: a finales de febrero declaraba que “menos inmigrantes significa menos criminalidad y menos Mafia”.

Pero no es sólo Berlusconi, o Sarkozy. Otros gobiernos también han puesto más restricciones a los procesos de nacionalización, con exámenes de idiomas, contratos de integración, condiciones de trabajo y vivienda, restringen aún más el derecho de asilo y aumentan las expulsiones por medio de vuelos conjuntos, firma de convenios de repatriación con nuevos países o la extensión del Frontex por todo el Mediterráneo hasta Turquía. También presenciamos al intento de restringir los pocos derechos que se contemplan para los indocumentados, y a la criminalización a los ciudadanos y los organismos civiles que les proporcionan asistencia humanitaria y social.

Pero también percibimos muestras de resistencia. El pasado 1 de marzo, en Francia se han realizado movilizaciones con la iniciativa "Un día sin inmigrantes, 24 horas sin nosotros", No es casual que este movimiento haya empezado allí, donde un importante movimiento huelguista de trabajadores indocumentados lleva meses exigiendo su regularización, y donde la inmigración extracomunitaria, especialmente la de origen musulmán, está puesta en el punto de mira, presionada entre otras cosas por el debate sobre la “identidad” francesa. Una iniciativa de movilización que obtuvo también eco diverso en Italia, Grecia o varias ciudades españolas. Movimientos importantes en un momento en que el discurso xenófobo encuentra apoyo en un sector creciente de la ciudadanía europea, especialmente ahora que la competencia por unos recursos sociales y laborales cada vez más escasos aumenta la pulsión discriminadora.
También en España tenemos muestras de ello, con la enésima reforma de la Ley de Extranjería en diciembre de 2009, que elevó el periodo de detención en los CIE de 40 a 60 días o dificultó el reagrupamiento familiar. A sólo dos meses de esta reforma, la polémica ha vuelto a propósito del empadronamiento en Vic y Torrejón y ha sacudido a diversas fuerzas políticas en una carrera por ver quién muestra más dureza contra los sin papeles, mirando las próximas citas electorales. Algunos no han dudado en seguir vinculando, una vez más, inmigración y delincuencia, como muestran los recientes incidentes en Salt.

La crisis ha elevado el rechazo hacia los inmigrantes, aumenta la demanda de políticas migratorias más restrictivas y consolida una imagen negativa de las migraciones, asociada al deterioro de las condiciones laborales y sociales. Pese a la evidente contención de los flujos migratorios, la intransigencia social con el extranjero aumenta, espoleada por la sensación de competencia y los problemas de convivencia o seguridad.

Todo ello sin olvidar que si antes fueron fundamentales en los tiempos de crecimiento, la población inmigrante es la que ha sufrido el ajuste más duro en la crisis: su tasa de paro se elevó desde el 17% en 2008 hasta superar el 30% al final de 2009; con el añadido de que, si no pasan directamente a la economía sumergida y logran mantener sus empleos, tienen condiciones laborales con salarios más bajos, reducción de beneficios y más trabajo.

Aunque la duración de la crisis definirá su verdadero impacto en la migración, el papel fundamental que en esta última década ha desempeñado su aporte laboral sugiere que será difícil que la economía se recupere sin mano de obra migrante. Por ello no se debe sacar a la migración de la respuesta a la crisis financiera y no sucumbir a las medidas populistas de alto riesgo para la convivencia, de combatir la crisis con medidas migratorias severas. Las políticas restrictivas y cortoplacistas son el germen de mayor exclusión y rechazo, y fomentan el conflicto entre las capas mas desfavorecidas. Y todas las administraciones públicas, central, autonómica y local, deben garantizar que los sistemas de protección social puedan atender las necesidades de la población residente necesitada, sea autóctona o extranjera.

Por ello hacemos un llamamiento a la responsabilidad de las fuerzas políticas y de los medios de comunicación, porque juegan un papel fundamental en la presentación y percepción de la inmigración ya que un determinado discurso puede reforzar los prejuicios xenófobos y contribuye a crear un grado de intolerancia social. Los inmigrantes piden reconocimiento, que es el punto de partida mínimo para poder hablar de convivencia. La convivencia no mejorará fomentando el odio al migrante, al indocumentado, sino comprometiendo en la solución de los problemas a todos, porque a todos nos atañen como sociedad. De ello depende, en buena medida, que sociedades plurales, como la murciana hoy, puedan funcionar de forma cohesionada y justa.

Manuel Lario
De Convivir sin Racismo

martes, 2 de marzo de 2010

Manifestación NO A LA REFORMA DE LAS PENSIONES

VIERNES 5 de marzo 2010 19:30

La reforma que viene

Mientras todo el mundo habla de las pensiones, se están negociando las líneas maestras de la nueva reforma laboral. Todavía no se han escrito sus líneas precisas, pero el Gobierno nos dejó un documento que los sindicatos CCOO-UGT y la patronal CEOE vieron como un buen punto de partida.
El Gobernador del Banco de España, M. A. Fernández Ordóñez, llevaba tiempo empeñado en convencernos de que es necesaria una reforma laboral para salir de la crisis. En la misma línea, el “Manifiesto de los 100”, defiende un nuevo tipo de contrato laboral que abarate el despido.
Poco importa que los mil y un análisis que se han hecho sobre los orígenes de la crisis nos den una respuesta contundente: la crisis la provocaron las ansias de enriquecimiento rápido, la especulación y la falta de controles gubernamentales, tanto a nivel nacional como internacional.
Da igual que los análisis de la situación española, de forma especial en la franja mediterránea, sean unánimes en la denuncia de la desequilibrada estructura productiva, con un sector inmobiliario sobredimensionado y una banca que ha apoyado aventuras, en la construcción y las infraestructuras, difícilmente explicables y ahora, por lo que ellos mismos dicen, imposibles de amortizar.
La crisis no vino motivada por las “rígidas” relaciones laborales pero, una vez más, las rentas del capital quieren aprovecharla para privilegiar aún más su posición frente a las del trabajo, que son las que están sufriendo las consecuencias de tanto desmán. Mientras, el capital espera tiempos mejores, retirado en sus dorados paraísos o especulando e invirtiendo, a altos intereses, en la deuda pública de seguro cobro, que están generando los Estados.
A Fernández Ordóñez y los cien economistas del Manifiesto, se les unen las organizaciones patronales, como si la el actual mercado laboral les hubiera impedido saldar el año 2009 con 815.000 personas asalariadas menos. Menos mal, que es rígido…
La verdad es que resultaría cómico, si no hubiera tanto sufrimiento detrás, que los “mejores economistas del país” fueran incapaces de prever el cataclismo económico y social que se nos venía encima y ahora se atrevan a vaticinar el tiempo que, con una reforma laboral adecuada, ahorraríamos en recuperar el empleo. Calculan estos sabios del FEDEA (dependiente de poderosas corporaciones empresariales y bancarias españolas) que la recuperación del empleo tardaría sólo seis años y medio, con reforma laboral y que, sin ella, tardaríamos diez años.
El pretexto de la pretendida reforma, es la dualización del mercado laboral entre los contratos fijos, muy caros de rescindir y los temporales, que son los que están pagando las consecuencias. Se otorga el carácter de privilegiadas a las personas con contrato fijo frente a quienes sufren la temporalidad y, de paso, se les culpabiliza junto al personal funcionario, desviando la atención de quienes ni se sonrojan ni se arrepienten.
Nunca se vio tanta preocupación por la temporalidad, por parte de quien se aprovecha de ella. Como si la culpa no fuera de quien contrata y de cómo lo hace. De las sucesivas reformas laborales que han multiplicado las posibilidades de contratos basura. De la excesiva manga ancha con que se controlan (o más bien no se controlan) los contratos temporales que ocupan puestos de trabajo permanentes. De la poca justificación que necesita un despido para ser firme, ya que pagando la indemnización se resuelve.
Se está pidiendo un modelo único de contrato laboral, indefinido y con un menor coste del despido, a través de distintas fórmulas. Además, se pretenden desjudicializar los despidos, aumentando si cabe, la indefensión ante ellos. Se demanda individualizar las relaciones colectivas, empresa a empresa, dejando así a quienes tienen poca capacidad organizativa y reivindicativa sin el escudo que suponen los convenios colectivos sectoriales y territoriales.
Como lo hace redundantemente, la patronal defiende disminuir su parte de las cotizaciones sociales, esto es, disminuir las posibilidades de protección a quienes la necesiten. Es lo que se debe esperar de una patronal que es capaz de echarle la culpa del desempleo, por boca del presidente de la comisión económica de la CEOE, J. Luís Feito, a los altos salarios españoles.
El Fondo Monetario Internacional también apunta hacia nuestros altos salarios, demandando su rebaja para salir de la crisis. No está mal considerando que la media española es de 21.500 euros anuales frente a los 27.036 de la media UE. En el Reino Unido, con 46.000 euros de salario medio, deberían estar al borde del colapso laboral, pero no, resulta que acaban de salir de la recesión.
De momento, el Gobierno tiene un discurso contrario a la definición de un nuevo tipo de contrato, con propuestas muy generales e inconcretas. Algunas van en la línea de reforzar tipos de contratos ya existentes como el de formación y el de fomento.
Los últimos anuncios y renuncios del Gobierno con el tema de las pensiones y la edad de jubilación o los recortes previstos del gasto público, que aún pueden ser mayores, -según aseguraba en Londres J. Manuel Campa, Secretario de Estado de Economía, para convencer a quienes están especulando con la deuda española- nos descubren a un J. L. Rodríguez Zapatero que, lejos de posicionarse por la preservación de derechos laborales y sociales y de invertir en la reorientación de la economía, pareciera que está optando, en los últimas semanas, por plegarse a las condiciones que se le imponen desde el gran capital y el mercado.
En eso Mariano Rajoy tiene ventaja. Él no tiene dudas sobre lo que haría, en caso de llegar al Gobierno, ni ve la necesidad de explicarnos sus propuestas. Simplemente repetiría los dictados de quienes mandan en los mercados, como abaratar el coste del despido o congelar los salarios, pero desde el principio y sin complejos.
Con estos mimbres, junto a la experiencia de las anteriores reformas laborales, no cabe esperar que la próxima pueda mejorar la situación para las personas trabajadoras.
Aunque el rápido acuerdo en materia de negociación colectiva no anime, esperemos que CCOO y UGT, en su negociación con la patronal no caigan, una vez más, en el error de dar por bueno el principio liberal de que la economía va bien si la Bolsa va bien y se multiplican los beneficios de los inversores.
La Economía irá bien si da respuestas a todas las necesidades sociales de la población, aunque eso no haga rica a ninguna persona. Pero claro, esto puede sonar a subversivo antisistema…

Toni Carrasco